This is part of a weekly series entitled “Habits of Heartfulness” based on outtakes from the filming of Heartfulness: Transformation in Christ with Thomas Keating. The filming took place in 2007 and supplements an earlier series by the same name in 2011.
English Transcript
The spiritual journey is a process that parallels the process of life. If you have to let go of lower forms or ideas of perceiving reality that are proper to infants and children in order to get to mature views of reality, then why be surprised if you have to do the same in the spiritual plane? And that’s really what the Dark Nights are about. They’re a passive infusion of divine love that assists to do what we are too weak to do, or haven’t got quite the guts to do under our own human initiative, which is to face the things in ourselves that are obstacles to growth and to allow them to die by letting go of them. But that doesn’t mean that they’re rejected. It means that what was good is preserved or integrated into now a higher view of Christ or of God.
All that’s let go is the childishness or the undue identification with human props that are no longer useful tools in the spiritual journey that served us at one level of our journey but which now have to be laid aside and we have to pick up a new set of tools that’s proportionate to the new wisdom or reality that we’re dealing with.
Semana de febrero 24 – Cambiando a una Visión Más Madura de la Realidad en el Plano Espiritual
La travesía espiritual es un proceso que se asemeja al proceso de la vida. Si tenemos que dejar ir formas o ideas más inmaduras de percibir la realidad que son propias de los niños para alcanzar una visión más madura de la realidad, entonces ¿por qué hemos de sorprendernos si tenemos que hacer lo mismo en el plano espiritual? Y eso es realmente en lo que consisten las Noches Oscuras. Son una infusión pasiva de amor divino que nos ayuda a hacer lo que somos demasiado débiles para hacer, o lo que no tenemos el coraje de hacer por nuestra propia y humana iniciativa, que es enfrentar las cosas en nosotros que son obstáculos al crecimiento y permitir que mueran dejándolas ir. Pero eso no significa que sean rechazadas. Significa que lo que era bueno es ahora preservado o integrado en una visión más elevada de Cristo o de Dios.
Lo único que se deja ir es la inmadurez o la indebida identificación con las cosas que nos han servido de soporte pero que ya no son herramientas útiles en la travesía espiritual, que nos han ayudado en un nivel de nuestro viaje, pero que ahora tienen que ser dejadas de lado, y tenemos que elegir nuevas herramientas que estén de acuerdo con la nueva sabiduría o realidad a la que nos enfrentamos.
